martes, 26 de octubre de 2010

“Ningún pibe nace chorro”

Ante la actitud del Estado y los dispositivos mediáticos y culturales que naturalizan el genocidio económico y la violencia estructural mediante la construcción las víctimas de las consecuencias del sistema capitalista como victimarios, surgen movimientos que denuncian que “ningún pibe nace chorro”, así se devela que la criminalización de la pobreza es un mecanismo de control disruptivo, donde la penalización expone la incapacidad y la imposibilidad del Estado para dar respuestas a las problemática sociales.


“Ningún pibe nace chorro”, sentenció un joven en situación de calle en La Plata. Su enunciado no fue reminiscencia, ni inducción, ni anagnórisis, sino que respondió a una sociedad injusta de clases que lo margina y construye como un enemigo por su condición.
Salvando las distancias epistemológicas, políticas, ideológicas, sociales y culturales, la afirmación -con un corte de bronca y tristeza- me recordó la proposición roussoniana que afirma que el hombre nace libre, y sin embargo, vive en todas partes entre cadenas. Con una lectura contemporánea, atravesado por miles de corrientes que develan las formas de relacionarnos, interpreto que lo que se presentó como una simple frase se constituye como un problema muy importante, que nos lleva a indagar sobre las formas de construcciones de nuestros pares.
“En una de las ‘callejadas’ donde se da desayuno a los pibes y se trata de conocer a sus familias, comencé a conversar con uno niño quien me relató su historia y entre eso que comentó afirmó: ‘ningún pine nace chorro’. De ahí manoteamos lo que dijo, porque es importante lo que ellos tienen que decir”, comentó a Barriletes el militante social Ricardo De Udaeta, quien registró con su cámara la frase en una recorrida de las que realizó la Asamblea Permanente por los Derechos del Niño de La Plata.
Ricardo explicó que se sintió interpelado, ya que estuvo en hogares desde los 5 años y desde entonces lucha para lograr reducir la desigualdad de clase que él vivió. Esa premisa no quedó en su grabadora, sino que se encargó de compartirla con sus compañeros, quienes se la apropiaron e izaron como una bandera, ante los discursos de los poderosos que instalan la criminalización y judicialización de los niños y niñas en situación de calle.
“De ahí realizamos una marcha donde la consigna central fue ‘Ningún pibe nace chorro’, a partir de lo que nos contó este niño, para pedir seguridad para todos los chicos que estaban inseguros, porque les despojaban de colchones, los echaban de los lugares donde dormían, los perseguían toda la noche y los comerciantes le vendían pegamento y le compraban los celulares que vendían para subsistir”.

La criminaliza la pobreza como un mecanismo de control disruptivo
Para invisibilizar la persecución de los niños y niñas en situación de calle, se utilizan los medios de comunicación o dispositivos culturales que construyen al sujeto de escasos recursos en un peligro permanente, donde la penalización se presenta como la incapacidad y la imposibilidad del Estado para dar respuesta a las situaciones problemática sociales.
El concepto de “clase media”, es uno de los ejemplos de los argentinos, quienes perdieron la conciencia de clase trabajadora, ya que los poderosos instalaron un punto equidistante entre el que menos puede y el que más concentra capital. De esta manera, se corrió el problema, ya no se pregunta sobre la injusticia de la acumulación de recursos en la mano de unos pocos, sino que se criminaliza y judicializa a quien amenaza la propiedad, aquel que desea pero no puede saciar su capacidad de consumo porque no dispone de dinero para hacerlo, porque esta obligado a pertenecer al ejercito de desempleados.
Pero no solamente son los conceptos y prácticas de una cultura aristocrática los que marcan las diferencias, sino que son las construcciones mediáticas las que refuerzan estos dispositivos.
“Nos pasó que el diario El Día de La Plata, que tiene mucha influencia, fue bastante selectivo con respecto la construcción, ya que los temas de niñez son tratados en la selección de policiales, entonces el niño en situación de calle sólo aparece cuando esta en conflicto con la Ley penal”, comentó Ricardo, quien interpretó que esa forma de crinar las noticias “es bastante perversa”; se utiliza el Código Penal para reencuadrar los conflictos sociales como litigios judiciales.
Al respecto, apuntó que desde la Asamblea Ciudadana están “cansados de denunciar la vulnerabilidad, la falta de lugares para dormir y de alimento diario, cosas que no son publicadas, lo que induce a una lectura que desde los medios se preparó un terreno como para justificar la represión constante hacia las personas en situación de calle”.
Pero el ejemplo no se reduce al diario El Día, sino que “la mayoría de los medios de comunicación social son selectivos, porque como el diario de La Plata solamente ponen la niñez en tapa o en noticia cuando están en conflicto con la ley penal, parece una decisión política y un criterio editorial, por se refuerza constantemente el discurso que criminaliza y judicialaza la pobreza”.
De esta manera, el discurso sobre la "seguridad ciudadana" y el consecuente control del delito develan un Estado débil y funcional al interés de unos pocos, sobre el bienestar de la mayoría.

“El Estado sólo aparece con la policía”
Con la legitimación de una supuesta diferencia entre el carenciado y el que accede a mayor consumo, se refuerza la indiferencia, por lo que evadir o ignorar lo que ocurre alrededor reducen la complejidad de las experiencias. De este modo, se simplifica lo que causa perplejidad o es ambiguo, se genera una coraza que aleja a los invisibilizados de los acontecimientos, así como de las vidas de quienes habitan allí. Este rechazo muestra como habitual -naturaliza- lo que debería generar asombro: el mecanismo de ‘defensa’ logra distanciar a los ciudadanos, quienes de alguna manera autorizan así con su silencio cómplice que el gobierno aplique una política coercitiva.
“La única presencia del Estado con los pibes en situación de calle es la policía, esa es la única fuerza que tiene el Estado real y concretamente; no hay trabajadores sociales, ni otra intervención, esa es la política pública”, interpretó De Udaeta.
Desde el punto de vista del militante, el gobierno argentino se presenta como ambivalente, “esta en un estado de esquizofrenia, porque coquetea con una cosa por un lado, pero por el otro hace otra cosa”. Al respecto ejemplificó: “Se logró la Asignación Universal que es muy importante, porque repercute directamente en el bolsillo de cada pibe, aunque es insuficiente, pero por otro lado se metió en el Congreso de la Nación media sanción para bajar la imputabilidad, entonces no se entiende la actitud, se quiere coquetear con dos sectores y no hay una postura definida con respecto a la niñez, que es muy preocupante”
El proyecto que esta en el Congreso, “se lo quiere disfrazar de responsabilidad penal jurídica, se dice que pretende dar garantía, que en estamos de acuerdo, pero no estamos de acuerdo con que se baje la edad de imputabilidad, además, es una propuesta penal y no asistencial”.
En este contexto, “hay que parar el avance represivo que se observa y profundiza, en un manto de derechos humanos que se adjunta a lo que tiene que ver con memoria y no con los derechos sociales y civiles actuales”, aseguró Rodrigo.

Bibliografía y fuentes:
Deleuze, Gilles. "Posdata a las sociedades de control" en Conversaciones; Pretextos, Madrid,
1995.
Alarcón, Cristian. “Cuando me muera quiero que me toquen cumbis. Vida de pibes chorros”;
Norma, Bs. As., 2002.
Foucault, Michel; Genealogía del Racismo, Nordam-Comunidad y Altamira, Montevideo 1991.


Fuente: Renzo Righelato. Barriletes octubre de 2010.

1 comentario:

  1. La naturalización de la pobreza es necesaria para el plan estratégico de justificación del capitalismo neoliberal que aún (solapadamente) impera en todos los estratos sociales, porque solo se ha modificado en el discurso, la situación propia de la década de los noventa.
    El problema es que el Estado ha recuperado cierto terreno discursivo o bajo algunas concesiones que el “sistema” le ha otorgado solo para generar la sensación de cambio (cambiar para que nada cambie). Es la estrategia de los fondos buitres, de los mercados especulativos, de los inversores golondrinas y de la política mas cruda de las manos que mueven los hilos.
    Hay un poder detrás del poder, y están solapados desde los recovecos y pasillos de los organismos oficiales (operando con suma complicidad).

    Estos esquemas que naturalizan lo que has llamado genocidio económico, son expresamente los lineamientos del consenso de Washington, que aunque pasado de moda en los discursos, sigue operando con vigencia de ley positiva, puesto que son los mecanismos con que se compra y se vende en el mercado mundial.

    El entramado social, el campo educativo y el plano de las relaciones interpersonales se miden con la lógica del mercado de valores cambiarios, que lejos ya de ser un campo (a la manera de Bourdie) es su mutación natural: un aparato (que devasta, que aplana).

    Necesitamos un despertar para reconocer en el otro a uno mismo, pero con otro cuero. Este pensamiento que para nada es romántico o iluso, es la clave para la refundación de la trama social, que es la que nos constituye como sujetos. Es decir, solo en mi reconocimiento en el otro, podremos configurarnos como uno mismo.

    Muy buen artículo camarada. Saludos.

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