El vagón de correo postal fue durante mucho tiempo un nexo entre las noticias de la región, el país y el mundo con diferentes localidades entrerrianas y ahora en la provincia será una herramienta para llevar producciones autóctonas, con el objetivo de promover actividades que generen sentido de pertenencia. La máquina rodante de 25 metros de largo por 3 de ancho comenzó a circular por las vías entrerrianas en agosto.
El ser humano deviene y en su vida va adhiriendo a diferentes procesos que lo interpelan e identifican, que lo movilizan a participar de diversas actividades. Es así que al ser parte de un Estado Nación, el sujeto se siente participado de determinadas tradiciones o ritos, que son cotidianos.
Sin embargo, con el borramiento de las fronteras con la Tecnologías de la Información y la Comunicación, con el flujo de capitales y los transportes masivos, se modifican las prácticas tradicionales, que se vuelven residuales y se configuran sujetos cosmopolitas, quienes borran sus particularidades y se masifican con una sola variable: su capacidad de consumo de productos impuestos por el mercado global. Si bien no existe una identidad en sí y por sí, hay puntos equidistantes que nos permiten adherir a determinadas prácticas locales que aún no fueron borradas u olvidadas. En ese contexto, Entre Ríos impulsó un programa denominado Identidad Entrerriana, que persigue una empresa ambiciosa: sostener y difundir los hábitos locales, que generen sentido de pertenencia.
El programa “se desarrolla desde el 2005 y tiene como objetivo promover proyectos que trabajan con la identidad de diferentes maneras y con distintas metodologías, tratando de poder generar la participación de la gente de Entre Ríos que quiera trabajar en estos temas”, contó el coordinador del proyecto, Alfredo Ibarrola.
En ese marco, recordó que “en la última etapa se puso el acento en lo que tenía que ver con la divulgación de toda producción cultural que se había logrado con el programa y fue así que se ideó la recuperación de un vagón postal, para transformarlo en un furgón cultural itinerante”.
Los trabajos de recuperación de la unidad, que se hallaba fuera de servicio, lo realizaron en los talleres de Paraná personal de la Unidad Ejecutora Ferroviaria de Entre Ríos (UEFER), la artesana Alejandra Asencio, la artista plástica Pamela Villaraza, la arquitecta Marcela Acosta y el comunciador Pablo Farneda.
En la máquina rodante de 25 metros de largo por 3 metros de ancho, se puede apreciar de un lado una pintura alusiva a la costa del Uruguay, en tanto del otro lado una representación de la costa del Paraná. En su interior, y respetando los detalles originales, cuenta con un espacio de proyección, un minimuseo del tren, un espacio de muestra con fotografías, libros, documentales, artesanías, investigaciones, y un espacio ambiental.
El proyecto “es una manera de trasladar y llevar más al alcance de la mano la producción cultural de los entrerrianos”, aseguró Ibarrola, quien insistió que la propuesta “es una manera original de hacerlo, en el sentido de que el ferrocarril de por sí tiene un significado identitario y meter una muestra cultural en un vagón le da un marco más simbólico y significativo, para que la gente pueda conectarse y contactarse con la producción de los habitantes de Entre Ríos”.
Por la traza, de pueblo en pueblo
El 28 de mayo se presentó la maquina en Paraná y en agosto comenzó a recorrer las estaciones de la provincia, donde promueve actividades recreativas y culturales de valor histórico y social, convirtiéndose en un punto de encuentro para las comunidades del interior.
En cada localidad a donde se arriba con la pieza “se instala por cuatro días, donde la gente puede observar la muestra itinerante, se hacen capacitaciones con los maestros en todas las cabeceras departamentales y se generen espacios para compartir música e historias de las ciudades o pueblos que se visiten”.
“Más allá de lo que se comparte, vamos a escuchar propuestas de los lugares donde se detiene el vagón”, indicó Ibarrola.
Esta iniciativa corre del eje el concepto cultura que impuso la clase dominante que se lo ligaba directamente a un valor taxonómico que dividía a los sujetos entre educados y mediocres, que respondía que la palabra latina cultura directamente ligada la paideia griega que significa educación y a la bildung alemana, relacionada a la formación. Las palabras de Ibarrola develan que el esfuerzo del programa es interpelar a los habitantes de Entre Ríos desde sus propios lugares y el de sus coterráneos con otra perspectiva menos elitista del concepto cultura, que la enfoca como un proceso social total.
Ante el inmenso mar que propone el capitalismo y sus redes de navegación, el pueblo entrerriano recupera sus nexos ferroviarios sobre tierra firme, con sus aromas particulares y sus prácticas cotidianas.
Bibliografía y fuentes:
Bueno Gustavo. “El mito de la cultura”, Barcelona, Preisa Ibérica, 1996.
Appadurai, Arjun. “La modernidad desbordada”. Ediciones Trilce. Argentina, 2001.
Fuente: Barrilete, septiembre. Renzo Antonio Righelato.
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