El arte desublimado como una herramienta de denuncia

La Toyota Hilux que apareció pintada con graffitis en Paraná, es un modo de desublimar el arte para cumplir una función de denuncia pública política ante la explotación y concentración de la tierra y la desigualdad naturalizada por sistema mercantilista burgués, que con el dominio de la técnica avanzó en la cosificación de la naturaleza y del hombre sin medir las consecuencias.

La nota fue tapa de un medio local, pero la construcción con pretensiones de objetividad y su ubicación en la sección de policiales intentó borrar las huellas de lo-político en la acción:

“Una Toyota Hilux apareció pintada con inscripciones que dejan ver consignas de tipo ecologista. Para la Policía se está frente a una acción intimidatoria privada”[1]

La camioneta ya no sólo es un producto en serie al que pudo acceder un sujeto académico de una clase social determinada, con capacidad de consumo, sino que también ese vehículo pasó a desublimar el arte que se despositivizó y desprendió del ámbito de lo sagrado.
Más allá de las lecturas habituales -llamativo para algunos, gracioso para otros y “terroristas” para quienes más tienen- éste acontecimiento marcó un antecedente importante en la ciudad, que develó, por un instante, que hay sectores que aún resisten en silencio.
Esta resistencia se puede homologar con el planteo de la película Los Edukadores[2] de Hans Weingartner, donde un grupo de jóvenes entran a las casas de personas millonarias, desordenan las cosas y dejan mensajes como "sus días de abundancia están contados", para hacer tomar conciencia a quienes más tienen que su abundancia genera desigualdad, exclusión y legitima los dispositivos de concentración capitalistas.
La ficción alemana se plasmó en una comunidad latinoamericana que vive pasivamente el saqueo y la concentración de las tierras[3] y la creciente desigualdad que generan esas acciones:
“Los mensajes que se habían escrito con un artístico pulso sobre la chapa decían: “Tengo demasiado, todo vuelve”; “Generar, no acumular”; “Todo lo que tienes, es sólo adorno”; “Te miro”; “ No sos el auto que manejás, la plata que tenés”. Estas frases estaban escritas en medios de dibujos de tinte ecologista”[4].
La noticia relata que “entre todas las cosas extrañas imaginables, la más extraña de todas es la realidad”[5].
Sin embargo los paranaenses se pueden quedar tranquilos, ya que más allá de los dispositivos coercitivos aplicados actualmente con la división de la ciudad en zonas y las estrategias de apremios ilegales de la policía, el gobierno impulsa un sistema de cámaras que estarán distribuidas en el micro-centro en la capital, para aumentar el panoptismo y generar una sensación de seguridad para quienes más tienen, con el fin de proteger los bienes de aquellos agraciados por el sistema. Parafraseando a Foucault se Vigilará y castigará a quienes realicen estos actos “bandalicos”, “terroristas” y “subversivos”, que van contra la propiedad, la moral y buenas costumbres burguesas. Así la sociedad opulenta preservará la estructura de poder establecida y dirigrá sus energías agresivas hacia los sectores más vulnerables.

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[1] Diario Uno, Entre Ríos. Edición del miércoles 3 de marzo de 2010.
[2] Titulo original de la pelicula: Die fetten Jahre sind vorbei.
[3] Los ex convencionales no lograron limitar en la nueva Constitución la compra de grandes latifundios por parte de extranjeros y no impulsaron una reforma agraria. Además, el gobierno provincial no reglamentó la ley que grava a los pooles de siembra, norma impulsada por la gestión anterior que centraba su fundamento en dos puntos importantísimos: la conservación del suelo provincial y cobrar renta a las grandes empresas que hacen uso y abuso de nuestras tierras.
[4] Diario Uno, Entre Ríos. Edición del miércoles 3 de marzo de 2010.
[5] Slavoj Žižek realizó esa afirmación al hacer una lectura de la película Los niños del hombre.