Producto de esta cultura globalizada el hombre se sentó, con mates y un poco de jazz –gracias a una radio que lo pasa todo el día en Internet-, a escribir, para volver a la ficción cibernética que le permite ejercer una διαλεκτική con sus pares anónimos o conocidos, con quienes improvisa una φιλια.
—Veremos qué sale de esta nueva empresa, pequeña si la comparamos con las de la humanidad, pero significativa para mí —pensó.
Cansado de buscar en la αταξια una salida, tomó otro mate, revisó un par de trabajos y volvió a reflexionar:
—Quizás es sumergirme en lo que critico, pero es un paso para volver a relacionarme a estar inter res (entre las cosas), luego de un proceso de intra rem (dentro de la cosa) que me sumió en un bosque quemado, des-animado.
El hombre se propuso retomar sus actividades, volver a escribir, ficcionar, maquinar -no tenebrosamente- y soñar con un mundo de utopías, para comenzar a caminar nuevamente, lejos de aquel bosque que había sido hermoso pero que el fuego lo consumió y desbastó. Quizás, algún día, pueda mirar hacia atrás y ver una flor azul o quizás una camelia en valle oscuro que dejó.
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Camarada. Celebro tu nueva empresa.
ResponderEliminarDiscurrir es un gran alivio para los fantasmas que atormentan.
Es importante mirar hacia delante.
Manda fruta, proba, juga con el lenguaje… cada tanto salen cosas que al menos uno mismo recuerda como buenos comentarios.
No te fijes. Nos comentamos.
ooommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
ResponderEliminarPiu avanti!!
ResponderEliminargracias por incluirme también.
Che, no sé si uno sale... del bosque...
Y métale metralla semiótica, profane utopías totales, maquine como maquis... y mande fruta fresca o podrida y cualquier verdura, como dice Valentín.
Saludos.